Tener resultados favorables y duraderos con respecto a las metas que siempre ha deseado alcanzar no es cosa de famosos ni ricos, promete Darren Hardy. En este manual del reconocido mentor de éxito personal y de negocios se revelan ejercicios básicos y prácticos para desarrollar su máximo potencial. Gracias al
“efecto compuesto”, una sencilla fórmula de crecimiento exponencial en donde la paciencia, el trabajo personal comprometido y el largo plazo son clave, las personas pueden desarticular ese sistema que los ha llevado al fracaso. Aunque el mismo Hardy asegura que el libro no pretende sumar a las fórmulas milagrosas e instantáneas del éxito, sí confiesa haber incluido los hallazgos y principios que lo llevaron a la fama y la fortuna antes de cumplir 30 años de edad.
En todas las sociedades, el éxito ha sido puesto como inalcanzable. Desde temprana edad, la constante exposición a los engaños de la mercadotecnia generan falsas expectativas. A través de la manipulación mediática se venden soluciones instantáneas y mágicas a problemas creados y diseñados por los mismos medios. Ello se suma a la mentalidad inculcada en distintas industrias del entretenimiento, en donde todos los finales son felices sin fomentar valores tradicionales como el trabajo duro o asumir responsabilidades reales.
Contraponerse a ese sistema realmente es un reto mayúsculo y, para muchos, imposible. Sin embargo, la lógica del efecto compuesto permite entender el peso de las decisiones cotidianas, casi minúsculas, que pueden generar un cambio.
“No importa lo que aprendas, ni qué estrategia o táctica utilices, el éxito llega como resultado del efecto compuesto”.
Los resultados que el efecto compuesto puede generar son muy grandes, sin embargo, es indispensable entender que el proceso tiene partes tediosas, aburridas, y llenas de tareas que parecerán irrelevantes. Las decisiones más sencillas del día a día son la base de esta metodología, que de tan simple puede llegar a confundir a las personas. No esperar resultados inmediatos es la clave, así como no darse por vencido antes de tiempo.
La fórmula básica para entender el efecto compuesto es que la suma de elecciones acertadas, más constancia y tiempo, darán como resultado una diferencia radical. Para entender mejor está el ejemplo del “penique mágico”. ¿Qué preferiría usted si le dan a elegir entre tener tres millones de dólares en efectivo ahora mismo o una cuenta con un penique que irá doblando su valor cada día durante un mes? Si hace bien las cuentas, sabrá que la opción del penique es mejor que la de los millones, sin embargo, le podrá costar trabajo elegir, pues pensará que prefiere disfrutar los beneficios del dinero de manera inmediata y fácil.
Suponga que usted elije los tres millones y su amiga elige los peniques. En cinco días, la amiga solo tendrá 16 centavos, al décimo día acumulará cinco dólares. Para ese momento usted ya goza de sus millones (o lo que haya dejado de ellos) y quizá se siente satisfecho con su decisión, hasta que descubre que en 31 días, la cuenta de su amiga ha generado más de 10 millones de dólares. El ejemplo explica por qué la constancia de los esfuerzos pequeños a largo plazo resulta absolutamente redituable. Este ejemplo mágico no es solo aplicable a los peniques, sino a todos los aspectos de su vida.
“La increíble eficacia del efecto compuesto es así de simple”.
El esfuerzo y el largo plazo son los mayores retos del efecto compuesto, que además supone un reto aún mayor para los jóvenes o para quienes han nacido en familias con una fortuna ya hecha. Desarrollar habilidades, disciplina, carácter y paciencia es fundamental para conseguir el efecto compuesto, y para estas
personas suele ser difícil encontrar sentido de trabajo o esfuerzo.
Es común ver sociedades que están cada vez más lejos de una ética laboral y que tienen la mentalidad de derechos adquiridos solo porque sus antecesores trabajaron realmente. La autocomplacencia ha sido enemiga de todos los grandes imperios, pues es bien sabido que una vez alcanzada una meta, las personas se quedan complacidas en vez de sostener el esfuerzo y el trabajo. Basta con que alguien se sienta bien, satisfecho, sano, rico o exitoso para dejar de trabajar por algo.
“Porque nada fracasa más que el propio éxito”.
Usted elige hasta cuando cree que no lo está haciendo. Las elecciones son el mejor amigo o el enemigo de una persona. Todos los resultados obtenidos en la vida (sean buenos o malos) son resultado de una decisión.
Cada elección le da paso a un comportamiento que se puede convertir en costumbre o hábito. Incluso decidir no elegir puede resultar contraproducente y traer resultados adversos en donde solo pueda asumirse una respuesta pasiva.
Por esa razón se vuelve fundamental aprender a tomar conciencia de cada elección de vida. Cuando la mayoría de las decisiones se toman de forma consciente, la rutina del día a día deja de ser una mera repetición de acciones mecánicas y cada cosa cobra sentido y peso. Son aquellas elecciones nimias e inadvertidas las que más hay que cuidar y atender. La mayoría de las personas quieren esmerarse en las decisiones en las que hay mucho en riesgo o las que parecen más indispensables para alcanzar el éxito. Sin embargo, descuida sus elecciones cotidianas, aquellas cosas que haría hasta con los ojos cerrados, y ahí está la trampa.
Cuando se descuidan esos detalles ínfimos, el efecto compuesto se alimenta, pero en sentido inverso; es decir, tarde o temprano esas decisiones arrastran al fracaso. Elegir sin pensar es lo más nocivo para el éxito.
La buena suerte suele convertirse en una excusa más para dejar de asumir responsabilidades y aprender a hacer elecciones conscientes de una vez por todas. La buena suerte existe para todos, aunque sea difícil de creer. El reto está en cómo aprovechar y explotar las oportunidades que trae la buena suerte. Hay cuatro componentes decisivos para echar mano de la suerte oportunamente:
1. “Preparación” – Habilidades, herramientas, información, conocimiento, vínculos que pueden ponerse a disposición cuando ese momento de suerte llegue.
2. “Actitud”–Labuenasuerteestádisponibleentodoslados.Alasuertehayquebuscarlaypara
encontrarla hay que poner en marcha todas las capacidades que puedan detectar oportunidades en todo momento.
3. “Oportunidad”–Lasuertepuedesercreadaypuedellegarporimpulsopropiodemaneranaturalpero
no inesperada. La suerte también se trabaja.
4. “Acción”–Cuando la situación favorable aparece, hay que actuar! No simplemente verla pasar. La suerte es para todos, pero solo ayuda a quien la sabe utilizar.
La responsabilidad es una de las claves fundamentales del efecto compuesto. Pero, ¿qué implica asumir la responsabilidad verdaderamente? Resulta muy común y aceptada aquella lógica que dicta que si una relación amorosa o comercial fracasa o triunfa, la responsabilidad es compartida solo al 50 %. La realidad es que no. Una vez que las personas afrontan que la responsabilidad es toda suya, al 100 %, entonces están verdaderamente listas para operar un cambio y comenzar a asumir el compromiso de todo lo que les ocurre.
“Al comprar este libro, me estás pagando por darte mi opinión y mis consejos. En este sentido voy a ser muy exigente e insisto en que anotes tu comportamiento durante, al menos, una semana”.
El efecto compuesto es una herramienta, no un pasatiempo. Para lograr resultados hay que actuar, y para actuar hay que recabar información y datos importantes. La técnica de anotación es fundamental para echar a andar el efecto compuesto. Tomar conciencia de las conductas cotidianas es tomar el control sobre las decisiones favorables y no destructivas. No se puede mejorar algo que no ha sido medido, por lo tanto, la técnica de anotación es una herramienta muy efectiva para tener datos concretos.
El alto rendimiento depende de los datos. Cada beisbolista conoce la trayectoria de todos sus lanzamientos, un golfista sabe cuáles y cómo han sido sus golpes más precisos. Para comenzar a llevar el registro detallado de sus acciones puede comenzar eligiendo un solo aspecto. De ahora en adelante irá a todas partes con una libreta en donde anotará todo, absolutamente todo lo referente al tema elegido. Si se trata de tener una dieta, anotará todo cuanto coma, incluso las bebidas, las botanas, lo más insignificante. Si se trata de ahorrar, anotará todo cuanto gaste, incluso las monedas que dio de propina o el café que compró en la calle. Si se trata de correr un maratón, anotará todos sus tiempos, distancias y rendimiento. Es importante que las anotaciones sean meticulosas y estén organizadas por fecha y rubro. El mínimo recomendado para alimentar esta libreta es de tres semanas. Si se respeta ese periodo o se aumenta a meses, se podrán apreciar datos e información significativos que ayuden a tomar decisiones definitivas contra los malos hábitos.
Muchos hablan de lo imperioso que es cambiar hábitos, pero pocos hablan de cómo lograrlo realmente.
Enumere los malos hábitos que considera en su vida, después aplique estas cinco estrategias para eliminar sus conductas destructivas:
1. Encontrar la causa – Observe su lista y trate de identificar los detonadores de su conducta: ¿bebe o come más cuando está en compañía de ciertas personas? ¿A qué hora y qué actividad realiza cuando aparece esa necesidad de comer azúcar? ¿Qué emociones detonan sus peores reacciones: el estrés, el enojo o el cansancio? ¿Qué situaciones provocan sus malos hábitos: conducir, visitar a la familia, una evaluación o ir a un restaurante?
2. Hacer limpieza–Si su meta es dejar de beber alcohol,t ire a la basura todas las botellas, accesorios, vasos que use cuando bebe. Si quiere dejar el café, regale su cafetera. Si necesita ahorrar, deshágase de todas esas suscripciones inservibles que se han colado a su tarjeta.
3. Buscar un reemplazo–Si un hábito es completamente nocivo, lo mejor sería erradicarlo, pero hay hábitos que pueden sustituirse por algo más saludable. Por ejemplo, mirar la televisión con botanas crocantes y grasosas puede cambiarse por ver televisión con aperitivos saludables y crujientes como palitos de zanahoria o brócoli crudo.
4. Ir despacio–Hay hábitos que necesitan mucho tiempo y paciencia para cambiarlos. Muchas malas conductas vienen de traumas de infancia que hay que concientizar antes de pretender que se vayan súbitamente. Si lleva más de 20 años teniendo un mal hábito, no intente desaparecerlo en días.
5. Ir por todo–Así com ohay hábitos arraigados y difíciles de trascender, hay otros que pueden resultar más fáciles de cambiar. Haga el ejercicio de revisar en donde debe tomarse un tiempo y en donde puede actuar de golpe para agotar de tajo uno o varios malos hábitos. Cuando sepa en dónde está su fuerza de voluntad, no lo dude y vaya por todo de una sola vez.
Haga o no algo para notarlo y aprovecharlo, el efecto compuesto siempre está en marcha y en funcionamiento. Todas las acciones en la vida suman a largo plazo para generar triunfos o derrotas. ¿Hacia dónde quiere dirigir el efecto compuesto de su día a día? Tal como podría decirlo Paul J. Mayer, si alguien no progresa en la medida en la que le gustaría y se cree capaz, es porque no ha sabido definir sus objetivos. Establecer buenos objetivos es encontrar la motivación y el rumbo, así como un mapa cuando las cosas se empiecen a complicar.
Para fijar buenos objetivos hay que recurrir a la “Ley de atracción” y entenderla. Día a día las personas están expuestas a un bombardeo constante de información y publicidad; de entre todos los estímulos, las personas solo perciben el 0,1 % de los aspectos en los que está centrada su mente y su interés. Para entender esto basta con usar este ejemplo: Cuando alguien va a comprar un auto comienza a ver ese modelo por todos lados, de un momento a otro parecería que ha invadido la marca. La realidad es que las calles no se coparon con este auto de un día a otro, lo que ocurre es que la mente ha centrado su atención en ese vehículo y ahora lo ve con insistencia.
Lo mismo ocurre con los objetivos y la “Ley de atracción”: una vez que usted ha trazado acertadamente sus metas, su mente no dejará de buscarlas y encontrar oportunidades para lograrlas. Su cerebro pondrá en marcha toda la creatividad posible para conseguir aquello que se ha propuesto.
“Te sugiero que hoy mismo le dediques algo de tiempo a la elaboración de tu lista de objetivos más importantes. Te recomiendo que pienses en objetivos en todos los aspectos de tu vida, no solo en los negocios o las finanzas”.
Quizá ha quedado claro que todas las decisiones tomadas son lo más importante en la vida, tanto como tener objetivos claros. Definir una dirección del efecto compuesto depende de ambas cosas, pero, ¿qué factores influyen para tomar determinada decisión o establecer cierto objetivo? Entender y controlar estos factores externos se vuelve impostergable.
Existen tres influencias de mayor peso que determinan a todas las personas: la información, los vínculos y el entorno. Aprender a ser selectivos en estos tres ámbitos es una prioridad para lograr el efecto compuesto. No resulta una tarea fácil, puesto que hay que estar en una alerta constante y depurativa respecto a lo que puede servir o desecharse, y la realidad es que el cerebro tiende a absorber todo aquello que considera necesario para la supervivencia. El cerebro se enfoca en los estímulos de riesgo: escasez o agresión. ¿Cómo cambiar
la naturaleza del cerebro? La mente se debe cuidar y proteger de la información negativa alrededor que permitimos que entre.
La mente es como un vaso que se llena con lo que se vierte en ella. Agua sucia o agua limpia. Desechar la basura informativa implica dejar de lado todas esas noticias y medios de comunicación que presentan información tendenciosa y distorsionada. La mayoría de los medios solo convencen a la mente de vivir en el
lugar más peligroso. Así que hay que aplicar un filtro constante para mantener limpia el agua del vaso.
• La clave del éxito no es una receta secreta que ofrezca logros inmediatos y resultados siempre satisfactorios.
• La eficacia del efecto compuesto no es mágica; radica en entender la lógica de la suma de pequeñas acciones que traen resultados exponenciales a largo plazo.
• El éxito puede traer fracasos cuando ganan la autocomplacencia y el conformismo.
• Cuando las elecciones más inadvertidas del día a día se toman sin conciencia, el efecto compuesto también tiene resultados ¡a la inversa!
• El efecto compuesto no deja nada a la buena suerte; se basa en asumir la responsabilidad al cien.
• Hacer una bitácora de las costumbres que han tomado control sobre su vida es uno de los pasos más importantes para erradicar el fracaso.
• Abandonar los malos hábitos es una tarea compleja pero no imposible.
• Tener buenos objetivos es una tarea crucial para usar el efecto compuesto a su favor. Aprenda a aplicar la lógica de la atracción para fijar sus metas.
• No todo está resuelto con buenos objetivos y buenos hábitos; las influencias externas pueden alentar o interceptar las metas.
Darren Hardy es especialista en desarrollo personal. Ha sido editor, conferencista internacional, productor de televisión, escritor y mentor empresarial.